Si bien es cierto que el Municipio Cárdenas posee un gran cúmulo de oportunidades para su desarrollo, no es menos cierto que encierra una serie de limitaciones que condicionan su ocupación territorial y el aprovechamiento racional de sus recursos para garantizar su permanencia en el tiempo y su óptimo rendimiento.
La fragilidad del medio andino y particularmente del sector de Cárdenas, proviene de varios factores, a saber:
Lo abrupto de la topografía, causada por desniveles e inclinaciones muy fuertes, que favorece la acción erosiva de los agentes morfogenéticos activos, como la gravedad y el agua de escorrentía o precipitación. La acción geológica erosiva se hace aún mayor cuando la cubierta vegetal es escasa o inexistente.
La abundante presencia de rocas blandas, como las arcillosas, limolíticas y arenosas, sobre las cuales los agentes erosivos actúan más drásticamente en la medida que tengan poca cobertura vegetal o son intervenidas imprudentemente, como es el caso del eje poblacional Barrancas — Tucapé. La abundante pluviosidad que caracteriza a esta zona del Táchira, propicia el desequilibrio del relieve de esta área del municipio.
La sismicidad frecuente e intensa que afecta a la región, lo que contribuye directa o indirectamente, a aumentar la fragilidad del relieve por activación de los factores erosivos externos. La sismicidad es particularmente un factor de desequilibrio cuando la actividad antrópica de antemano ya ha afectado el relieve.

La presencia de una periodicidad climática agresiva, con aguaceros violentos, concentrados y con abundante pluviosidad en general que permite la aceleración de los procesos erosivos, especialmente al caer sobre superficies poco protegidas.
En lo que respecta a los riesgos naturales, el municipio Cárdenas se ve afectado por dos fallas geológicas de importante actividad tectónica: La falla de Boconó, la cual surca en dirección sur-oeste la Sierra de la Maravilla y la falla del Zumbador, que ha controlado geológicamente el cauce del río Torbes y que ha permitido la aparición de material aluvional y coluvio- aluvial, sobre las que están asentadas tanto Táriba como San Cristóbal. En este sentido existe un evidente riesgo sísmico, lo cual amerita la implementación de un programa de educación ante a ocurrencia de este evento natural.
Otro de los programas educativos de importancia, viene dado por la fragilidad ecológica del Municipio, condicionada por el tipo de formaciones geológicas y cobertura vegetal, lo que aunado a los constantes intervenciones con fines agrícolas, de áreas particularmente sensibles exige la puesta en marcha de una política adecuada a la promoción de una agricultura sustentable.
Otro de los riesgos naturales se deriva del desarrollo de centros habitacionales en zonas de altas fragilidad geológica y erodabilidad, como la formación Colón, sobre la cual se asientan poblados como Barrancas, Tucapé y Zorca, donde se han realizado construcciones de gran magnitud cuya dinámica caracterizada por presencia de deslaves, inundaciones, pérdida de estructura edáfica y solifluxiones, tienden a generar problemas sociales como los damnificados. Es importante señalar que debido a la situación tropical en que se encuentra nuestro país, se hace difícil la predicción de lluvias de gran magnitud, las cuales constituyen factores desencadenantes de estos eventos naturales.
Un caso particular de riesgo natural lo represente la cárcava originada por la quebrada la Machirí. Este es un proceso natural irreversible que ha sido acelerado por la intervención antrópica y deforestaciones con consecuencias en el agrandamiento de a cárcava. No obstante ello se han desarrollado conjuntos residenciales, muchos do ellos anárquicos, lo que hace necesaria a puesta en marcha de un urbanismo adecuado a la condiciones naturales del Municipio

En función de lo expuesto y siguiendo las directrices que en materia de de riesgos han dado determinados organismos internacionales de reconocida trayectoria y con amplia experiencia en el manejo de situaciones do desastres, como la Organización de Estados Americanos y la Oficina del Gobierno de los Estados Unidos de Asistencia para las Catástrofes en el Extranjero, se ha concebido la idea de que las medidas para mitigar el impacto do los peligros naturales, deben ser vistas como una inversión básica y necesaria para los proyectos nacionales de desarrollo municipal y no una opción para a cual pueda destinarse o no los recursos correspondientes. De esta manera no se plantea si estos eventos han de ocurrir o no, sino por el contrario, qué va a pasar cuando ocurran éstos si no so toman las medidas adecuadas.

En concordancia con lo señalado se han previsto medidas de mitigación de carácter no estructural, que en este caso se hallan fundamentadas en el uso del suelo y en la educación ambiental ciudadana. Estas medidas son reconocidas internacionalmente como el mecanismo más efectivo para minimizar los efectos negativos sociales y económicos generados por estos eventos naturales.
Entre estas medidas de mitigación se encuentran dentro de la linea de Ordenación Territorial y Urbanismo, los perfiles de proyectos diseñados en materia do ordenanzas de zonificación y de limitación de usos del suelo para evitar que se continúe construyendo en terrenos no aptos. Igualmente so destacan los perfiles de proyectos en el área ambiental que pretenden vincular la calidad ambiental y a calidad de vida así como la sensibilización de la ciudadanía en lo que se refiere al impacto negativo que sus intervenciones puedan tener sobre el ambiente y los riegos a lo que se exponen.
Es importante destacar el rol que deben asumir las autoridades y entes políticos en el manejo de los peligros naturales, así como las responsabilidades que tienen los representantes del gobierno regional al asumir actitudes pasivas y permisivas orientadas a permitir el desarrollo de proyectos en zonas de alto riesgo.

Se espera que se entienda finalmente, la importancia de la intervención humana en el aumento de a frecuencia y severidad de los peligros naturales y corno una ocupación adecuada del espacio, puede reducir o eliminar la presencia de desastres naturales.

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