Había nacido en 1863 en San Cristóbal, la ciudad andina capital del Táchira. Su padre Luís María López Méndez —de la familia del prócer de la Independencia— después de la muerte de la madre, de apellido Hevia, se lo trajo a Caracas y lo puso al cuidado de una tía suya, doña Isabel López Méndez de Jurado. En la casa de ésta creció y se educó. Comenzó a distinguirse como escritor entre 1882 y 1883 entre los jóvenes que componían la “Sociedad de Amigos del Saber de la cual formaban parte, entre otros, José Gil Fortoul, Lisandro Alvarado, David y Julio Lobo, Pablo Acosta Ortiz, estudiantes universitarios y promotores de ideas nuevas. Desde 1886 comenzó a publicar en periódicos y revistas los artículos que en su mayor parte forman a “Mosaico”. Estuvo empleado en la oficina de correos de Caracas y fue Director de ella. En 1889 el Gobierno del Doctor Rojas Paúl, lo nombró Cónsul de Venezuela en Bruselas.
En 1891, diez años después de haber aparecido los “Perfiles” de Felipe Tejera, publicó en Bruselas, Luís López Méndez, un pequeño libro titulado “Mosaico de Política y Literatura”, colección de artículos de intención polémica, relativo a ideas filosóficas, religiosas y principalmente de derecho político, entre los cuales hay algunos de crítica literaria; pocos; más de una calidad muy peculiar e interesante, suficiente para que el autor sea colocado entre los críticos venezolanos dignos de estudio. López Méndez murió muy joven, en Bruselas a los 28 años en 1891. Uno después de publicado su libro. Su labor es intensa y vigorosa y con una armazón de ideas seguras y firmes. Casi todos nuestros escritores pecan de poca sustancia, de falta de ideas, y por ello entre los letrados venezolanos se le da tanto valor al estilo y tanto gusto al oído. López Méndez, aunque autor autodidacto y de horizonte limitado por el género de sus estudios y por la juvenil falta de experiencia, se distingue por el equilibrio de las ideas y su expresión.

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